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EDITORIAL: El veto de Herbert a una mala ley significa que la gente buena debe dar un paso al frente

Tribuna de Salt Lake
28 de marzo de 2017

 

El gobernador Gary Herbert, republicano donde los haya, se ha esforzado por hacer un gran favor a los pocos demócratas y a muchos votantes no afiliados de Utah. Es un gesto que debería ser correspondido.

El gobernador vetó el proyecto de ley 11 de la Cámara de Representantes. Era la medida que habría eliminado el límite del número de miembros de un partido político que pueden ser miembros de varias juntas y comisiones estatales. Si el proyecto se convertía en ley, habría permitido que organismos como la Junta de Calidad del Aire, la Junta de Calidad del Agua, la Comisión de Control de Bebidas Alcohólicas y varios paneles gubernamentales menos conocidos fueran en su mayoría, o en su totalidad, de un solo partido. En Utah, eso significa en su mayoría, o en su totalidad, republicanos.

Pero si el veto se mantiene, como debería, Herbert se queda con el mismo problema que tenía antes: encontrar suficientes personas para llenar los diversos paneles sin volver al mismo viejo pozo republicano.

Los habitantes de Utah de espíritu público, pero que pueden sentirse excluidos por no ser republicanos, le deben ahora a Herbert un agradecimiento activo. Es hora de que más demócratas y, sobre todo, más votantes no afiliados den un paso al frente y se ofrezcan voluntarios para esos puestos.

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