Tribuna de Salt Lake
Publicado Feb 03 2017
Lo creas o no, el aire es cada vez más limpio en Utah.
¿Va a continuar así? En los próximos años, depende en gran medida de la administración de Donald Trump.
En un estado que se enorgullece de su escasa regulación, los habitantes de Utah nunca han recibido mucha ayuda de la ley estatal en lo que respecta a la contaminación atmosférica. Los legisladores de Utah, sobre todo en los últimos años, han estado dispuestos a contribuir, por ejemplo exigiendo calentadores de agua más eficientes o incentivos fiscales para los coches eléctricos.
Pero el verdadero martillo ha sido la Ley Federal de Aire Limpio y la Agencia de Protección del Medio Ambiente que la hace cumplir. Ese compromiso de casi medio siglo de reducir la contaminación exigía recortes drásticos de la contaminación atmosférica industrial y un endurecimiento constante de las normas sobre emisiones de los automóviles.
Esos dos requisitos han impulsado la gran mayoría de los avances realizados para reducir las sustancias químicas nocivas que quedan atrapadas por la geografía del Frente Wasatch. Y como esta semana el frente ha vuelto a encabezar la clasificación nacional de peor aire, también nos enfrentamos a la perspectiva de perder ese martillo.
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